jueves, 25 de abril de 2013

Educar sin prisas

   Los padres y madres de hoy en día andan algo estresados. Y los hijos, también. Lo dicen las estadísticas, que estiman que un 10% de los niños españoles sufren con frecuencia episodios de ansiedad a nivel familiar o escolar. Ni siquiera hay tiempo de leerles un cuento antes de irse a la cama. Precisamente esto es lo que hacía con su hijo Carl Honoré, periodista canadiense inmerso en el ritmo frenético propio de su profesión, hasta que se dio cuenta de la locura de vida en la que estaban inmersos él y su familia. "En un momento de lucidez me di cuentqa de que no estábamos viviendo la vida, sino pasando por ella a toda velocidad" diría después Honoré, autor de El elogio de la lentitud y gurú de esta nueva tendencia educativa que cada vez tiene más aceptos en Estados Unidos y Europa. El movimiento slow (despacio) aplicado a la educación propone abandonar el ritmo de vida alterado propio de nuestros días y sustituirlo por otro más calmado, que permita a los padres reconectar con sus hijos y recuperar valores olvidados en la avalancha consumista de las dos últimas décadas. 

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